Al final parece que esto va de ser feliz. La vida, por experiencia propia, es una simple y curiosa sucesión de altibajos. No siempre te encuentras igual. Ni te sientes del mismo modo. Yo he conseguido llegar muy alto (tanto, que casi rocé el cielo con la punta de mis dedos). He soñado fuerte. He querido por encima de todas las cosas. Y, sobre todo, durante una bonita temporada, logré vivir sin miedo. Pero ¿sabéis cuál es el problema de llegar tan alto? Que cuando caes, el golpe puede llegar a ser mortal...
Uno no elige de quién se enamora, es algo así como o un tablero en el que sacas y la casilla donde caigas te acabará marcando para siempre. Destino, azar, suerte, cada uno lo llama como quiere y yo simplemente lo llamo amor. Porque hasta de quien menos te lo esperas puedes llegar a sentir cosas, hasta de quien no creías que era para ti pueden salir grandes historias para el recuerdo… No te engañes, o fuerces al amor porque llega cuando menos te lo esperas y se va cuando más dabas por ese alguien. Impredecible, incoherente….y uno no lo elige. Somos sus marionetas, estamos a su servicio, y joder, ojalá poder estar siempre bajo su mando porque te prometo, que cuando te enamoras de verdad la vida cambia a mejor….y no te deja indiferente. Yo no elegí enamorarme de ti, lo prometo. De haberlo sabido habría ido preparada con chaleco salvavidas para no ahogarme antes de tiempo y con escudo de hierro para que no me rompieras en mil pedazos. Pero la vida es así y me enamoré sin que
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