No quiero hablarte de penas, ni de todo lo que llevas sufrido, ni de cómo te cambió la cara ese día que te dieron la noticia. Tampoco quiero hablarte del bicho ese que tienes ahí dentro que no merece ni nombre, ni de las lágrimas que has soltado o lo débil que te sientes a veces. No quiero hablar de nada de eso, porque tú eres mucho más. Quiero hablarte de lo fuerte que eres cada día, de cómo t e levantas para luchar, incluso cuando casi no te quedan fuerzas. Quiero hablarte de tu sonrisa a pesar de todo, de tu positividad y tus ganas de ganar la batalla. Quiero hablarte de todos los que te rodean y te hacen sentir mejor, de todos los que te ayudan y los que hacen el camino un poquito más ameno. Quiero hablar de ti y de todas las veces que te has levantado, de todas las pruebas y tratamientos que has superado. De todas aquellas veces que te miraste al espejo y, aun estando un poco diferente, sonreíste. Hoy quiero que sepas que se puede. Que vas a dejar de correr porque te queda