“Supongo que de esto se trataba, de sentirme en paz conmigo misma, de vencer mis propios miedos y aceptar todos mis procesos.
Que tengo derecho a enamorarme las veces que me de la gana, de fallar e intentarlo una vez más. Y nunca -bajo ninguna circunstancia- sentirme poca cosa para nadie nunca más.
De soñar en grande y cumplir mis metas. De a poco y sin prisa, con pasos lentos pero firmes, de no desistir nunca.
Supongo que para esto me preparaba aquel hombre que un día me puso una mano encima, o aquel otro que se burló 'de mis tantos defectos físicos' o quizás, lo hizo aquel que recuerdo vagamente que un día amenazo con romperme más ome.
Porque la suma de todo ese miedo que sembraron, pudo cosechar la mujer de hoy. La que se ve al espejo y con una voz quebrada se dice: calma, lo peor ya pasó. La misma mujer rota que se levantó de lo más bajo, recogió sus pedazos y continuó.
Supongo que eso era, aprender que las malas rachas no son una mala vida. Que los tiempos malos no deben vencer los buenos, que un día de pronto despiertas de la pesadilla y te toca construir un presente y un futuro a tu medida.
Que el pasado será ese libro viejo que te cuesta tirar, que lo tendrás siempre ahí, en un rinconcito por si algún día le quieres echar un último vistazo y seguir.
Si, supongo que de esto se trataba: de cerrar el libro y no sólo cambiar la página. ”
.
.
Autor: Ana Burgos
Comments
Post a Comment