No siempre es todo risas, buenos momentos y mucha alegría. A veces los cables se cruzan y existen peleillas tontas y días en los que se te pone un nudo en el estómago. Son situaciones más difíciles o decisiones que se complican más de la cuenta. Besos menos intensos y despedidas más, cómo decirlo, raras. A veces no es todo color y existen episodios en blanco y negro. Y te pones a pensar demasiado, pero de repente entiendes que, en realidad, el amor es todo eso. Que el amor no es todo perfección, que a veces también se pasa por momentos menos buenos. Y no pasa nada.
Al final, el secreto está en entender que el amor de verdad es aguantarse en cada momento que se vive, independientemente de que sea mejor o peor. Aceptar los errores y tratar de corregirlos. Entender que existen momentos malos pero que lo importante, siempre, es conseguir que los buenos pesen mucho más.
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